I’m going to London es la historia de Jaime, Jaime, un chico que emprende un camino vital por el que empieza a conocerse realmente, no sin la sensación de dejar atrás una parte de una vida inconclusa. A partir de la angustia vivida una determinada noche, en lo que podría llamarse un ataque de pánico, se ponen en evidencia aquellas presencias en su vida que sintió ineludibles ante él, inevitablemente temerarias e invasoras. En concreto, alguna presencia con nombre y apellidos. Jaime pudo jugar un día a ser fantasma, pero un día como ese, de pronto, ya carecía de todo misterio, de pronto dejó de pertenecer al más allá para formar parte del más acá, tan acá que lo sentía, olía, e incluso toleraba, con una gratitud inmensa, típica de un espíritu liberado por el no saber a qué atenerse. Y de pronto, se hizo la luz…
Jaime se miró al espejo… y en lugar de decirse como habitualmente “no estás nada mal…”, de repente no pensó. Se miró, se sintió, y no tuvo palabras para describirse, ni falta que hacían.
Por fin, empezaba a conocerse…